La parábola del tesoro

Nuevamente nos encontramos y me alegra saber que entre todas contribuimos a establecer lazos de cercanía y acompañamiento en el camino.
Desde hace meses nuestro país se ha visto alterado. El orden establecido es contrariado por los estudiantes, los jóvenes, los que muchas veces criticamos por su apatía o falta de participación en la contingencia. Sin embargo son ellos precisamente los que nos han dado lección de lo que en realidad se esta viviendo en nuestra sociedad; la desigualdad, el lucro, la falta de oportunidades, la violencia y la opresión de un sistema económico que ya no da para más. Eso que todos sabemos pero por comodidad o por mantener el statu quo preferimos seguir o nos vemos avasallados por lo que nos establece la sociedad.
Ante esta realidad me surgen muchos sentimientos de preocupación, de crítica, de responsabilidad social, pero también de esperanza. Esta virtud teologal que me habla de que los jóvenes están llenos de anhelos de una sociedad más justa, se dan cuenta de sus problemas y sueñan con el restablecimiento del Reino que Jesús nos ofrece.
Son estos acontecimientos que nos estremecen y nos llevan a leer el Evangelio desde allí. Cuando nos sentimos interpelados por las palabras de Jesús y parece que nos urge adherirnos plenamente a su Palabra. Es en este contexto que el evangelio de Mt 13,44 que leíamos hace pocas semanas, el que me invita a trabajar por hacer posible las demandas que hacen los jóvenes, por el Tesoro que he encontrado… que me hace feliz y me compromete a construir el Reino de Dios para todos, por los más pequeños, por los que están más cerca, por los jóvenes,
Respecto de ello el Cardenal Raúl Silva Henríquez, en algunos de sus escritos nos exhorta; “pido y ruego que se escuche a los jóvenes y se les responda como ellos se merecen. La juventud es nuestra fuerza más hermosa. Ellos tienen el derecho de ser amados. Y tienen la responsabilidad de aprender a amar de un modo limpio y abierto. Pido y ruego que la sociedad entera ponga su atención en los jóvenes…”(C.Raúl Silva Henriquez)
Que estas breves palabras nos mantengan alertas y comprometidas como Misioneras, con lo que nos toca vivir, donde se haciendo historia, dónde esta pasando Dios.

Mt 13,44: El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.