Betania

NUEVA SEDE DE LA COMPAÑÍA MISIONERA EN S. ANTONIO ABATE





Bianca, Lucía y Luisa somos misioneras que hace 10 años estamos presentes en S. Antonio Abate. Vivimos junto al Santuario del Niño Jesús, de los Padres Dehonianos con quienes colaboramos en la pastoral, pero también trabajamos en otras parroquias y no faltan las iniciativas propias. Desde hace un tiempo sentimos la falta de un lugar “nuestro”, que nos hiciera presentes en este lugar como mujeres, laicas consagradas pertenecientes a la Compañía Misionera del Sagrado Corazón. Para responder a esta exigencia pensamos en una sede, donde poder realizar, en comunión con la Iglesia local, actividades nuestras, dando una imágen más clara de nuestra identidad. En nuestro ambiente , además hay una especial necesidad de formación en todos los ámbitos. Creemos que una sede propia nos permitirá desarrollar este servicio de manera más libre y creativa.


Un nombre evocativo
Gracias a la indicación de nuestra querida amiga Rosetta Todisco, arrendamos dos salas muy lindas en calle Nocera 158\160, a pocos pasos del Santuario. Después de las peripecias de los contratos, la luz, el agua....y de haber hecho los arreglos necesarios, la tarde de el 1º de diciembre 2011, en un clima de oración y de fiesta, p. Fausto, rector del Santuario, con la presencia de numerosos amigos, inaguró y bendijo la nueva sede con el nombre de Betania. Elegimos este nombre por el Evangelio que nos habla de la casa de Betania, donde Jesús iba con gusto para pasar momentos de descanso y de alegre amistad, confortado por el delicado servicio de Marta, por la escucha atenta y contemplativa de María y por la sincera y confiada amistad de Lazaro, que El resucitará. Betania también nos recuerda que María toma trescientos gramos de perfume de puro nardo, caro, y los derrama a los pies de Jesús y luego lo enjuga con sus cabellos , y toda la casa se llenó del aroma de aquel perfume. Para nosotras es un fuerte y entusiasmante compromiso el hacer que nuestra sede sea una auténtica Betania, así como nos decía p. Albino en los primeros tiempos de la Compañía Misionera: “Nuestra casa debería ser como una Betania”, un lugar donde Jesús pueda estar con gusto y encontrar una cálida acogida, caridad y espíritu de servicio; un lugar también de recíproca acogida, de fraternidad, de escucha de la Palabra y de oración, donde se celebra el amor del Señor Jesús y se contempla el misterio de Su Corazón Traspasado por amor; donde se aprende el estilo del servicio y de la convivencia en el humilde y alegre testimonio de la fe en el Resucitado.


Algunas imágenes
Quisimos enriquecer las paredes del lugar con algunas imágenes significativas que expresen a quien entre, el espíritu que anima esta casa. Impacta el gran icono de Nuestra Señora de la Ternura, de Vladimir. Es parte de nuestra espiritualidad rendir honor a María, como enseña la Iglesia: a ella nos consagramos todos los días para que reine en nuestra familia, tome posesión, para que sea el pequeño reino de su Corazón y del Corazón de Jesús. Al centro, la imágen de Jesús crucificado con el Corazón Traspasado, con los angeles que recogen su sangre, muy venerada en nuestra Familia. No podía faltar una imágen muy significativa de la cena de Betania, narrada en el capítulo 12 del Evangelio de Juan. Cuando ya habíamos finiquitado el arriendo supimos que allí estuvo y se veneraba la pequeña estatua del Niño Jesús, por iniciativa de dos devotas, que luego con ayuda de la gente y de un sacerdote, hace sesenta años, construyeron el Santuario. Esta imagen fue robada, con gran sufrimeinto de la población, que tenía gran devoción. Cuando p. Aldo, dehoniano de la comunidad del Santuario, muy amigo de las fundadoras, nos contó, nos pareció que era un signo de la Providencia y colocamos en nuestra sede una copia de la más antigua fotografia del Niño Jesús de S. Antonio Abate y, recuperando una querida tradición, los 25 de cada mes, programamos un encuentro de oración.


Lugar de formación
Ahora trataremos de incremetar la actividad formativa y recreativa que sean de ayuda para el crecimiento humano y cristiano de quienes tengamos la oportunidad de encontrar . Nuestro programa comprende ya la Lectio semanal de la Palabra del domingo, un retiro mensual, encuentros de formación al voluntariado internacional. Un espacio relevante le daremo al tema recomendado por los Obispos italianos sobre la educación, que para nosotros resuena como llamado fundamental , realmente urgente para todos. Es necesario promover la sensibilidad y responsabilidad del laicado, para que asumas tareas educativas en la Iglesia y en la sociedad: “laicos misioneros que lleven el primer anuncio del Evangelio a las casas y entre los inmigrates; acompañantes de los padres que piden para sus hijos el bautismo, los sacramentos de iniciación; catequistas parta el catecumenado de los jovenes y de los adultos; formadores de los educadores y de los docentes; evangelizadores de las calles, en el mundo de la delicuencia y de la cárcel y de las distintas formas de pobreza […] Nos damos cuenta también de la necesidad de educar a la ciudadanía responsable. La dinamica social actual aparece marcada por una fuerte tendencia individualista que desvaloriza la dimensión social, hasta reducirla a la restricción necesaria, como el precio a pagar para obtener un resultado conveniente según los propios intereses. En la visión cristiana el hombre no se realiza solo, sino gracias a la colaboración de los demás y buscando el bien común. Por esto se necesita una seria educación a la socialización y a la ciudadanía, mediante una amplia disfusión de los principios de la doctrina social de la Iglesia capacitando las escuelas para un compromiso social y político. Un cuidado especial se reservará para el servicio civil y las experiencias de voluntariado en Italia y en el exterior. Se deberá sostener el crecimiento de una nueva generación de laicos cristianos, capaces de comprometerese a nivel politico con competencia y rigor moral”


Con gusto cito un párrafo del mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la jornada de la paz del 1° de enero 2012: “La educación es la aventura más fascinante y difícil de la vida. Educar –que viene de educere en latín– significa conducir fuera de sí mismos para introducirlos en la realidad, hacia una plenitud que hace crecer a la persona. Ese proceso se nutre del encuentro de dos libertades, la del adulto y la del joven. Requiere la responsabilidad del discípulo, que ha de estar abierto a dejarse guiar al conocimiento de la realidad, y la del educador, que debe de estar dispuesto a darse a sí mismo. Por eso, los testigos auténticos, y no simples dispensadores de reglas o informaciones, son más necesarios que nunca; testigos que sepan ver más lejos que los demás, porque su vida abarca espacios más amplios. El testigo es el primero en vivir el camino que propone.” En esta linea queremos comprometernos para dar con sencillez y amor lo mejor de nosotras mismas al servicio del reino de Dios.