Luego de mi ordenación sacerdotal, los superiores de mi Congregación me encargaron difundir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tal como la había practicado y enseñado a sus hijos espirituales, los Sacerdotes del S. Corazón, el venerado p. Dehon. Estábamos a finales de la segunda guerra mundial y había una fuerte sed de espiritualidad ; pude tomar contacto con muchos sacerdotes, con adultos y jóvenes. Algunas jovenes me manifestaron su deseo de una donación más plena al Señor: al principio traté de enviarlas a una u otra congregación femenina que conocía; pero otras jovenes , que me acompañaban en los distintos encuentros , expresaron su deseo de permanecer en el camino de la misma espiritualidad a la que ya habían adherido: como en Betania, en actitud de escucha, en el amor y en el servicio a Dios y a los hermanos. Así comenzó la Compañía Misionera del Sagrado Corazón de Jesús , la noche de Navidad del año 1957