Consagradas seculares de raíz dehoniana

La contemplación de Cristo en el misterio de su Corazón Traspasado, signo de amor total por los hombres e instrumento de redención universal, fue para p. Leon Dehon, la fuente de la cual surgió la Obra por él fundada con la intención primaria de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y la Reparación.
Esta espiritualidad cristocéntrica se difundió intensamente sobretodo en los años 50, gracias a p. Albino Elegante scj, por entonces director del movimiento dehoniano “Apostolado de la Reparación”.
Acogiendo la solicitud de algunas adherentes, de consagrarse a Cristo permaneciendo en el mundo, p. Albino Elegante dio inicio a la Compañía Misionera del Sagrado Corazón en Navidad de 1957, en Bolonia. El 25 de marzo de 1958, el Card. Giacomo Lercaro, entonces Arzobispo de Bolonia, erige la Compañía Misionera del Sagrado Corazón como Pía Unión, aprobando el Estatuto ad experimentum. Luego de una larga experiencia de vida , la Pía Unión fue erigida como Instituto Secular de derecho diocesano el 8 de septiembre de1983, por Mons. Enrico Manfredini, entonces Arzobispo de Bolonia. Fue elevada al grado de derecho pontificio el 10 de junio de1994.
En el transcurso de los años el Instituto se desarrolló y difundió en varias diócesis italianas y también en Portugal, Mozambique, Chile, Argentina, Guinea Bissau, Indonesia.
La sede central del Instituto está en Bolonia, en via A. Guidotti 53 .
Las Misioneras son mujeres consagradas, a través de los votos de castidad, pobreza y obediencia , a fin de lograr una semejanza más completa a la oblación de Cristo, a su total disponibilidad por amor al Padre y a los hombres, para convertirse así en camino hacia Dios para los hermanos. Como miembros de un instituto secular, en la consagración mantienen la condición de miembros laicos del pueblo de Dios, viviendo en grupos de vida fraterna , en la familia de origen o solas.
“ Lo especial de esta vocación está en el anhelo de vivir la afirmación simultánea de dos características:
- la plena consagración de la vida según los consejos evangélicos de castidad, pobreza y obediencia,
- la plena responsabilidad de una presencia y acción transformadora desde dentro del mundo para plasmarlo, perfeccionarlo, santificarlo ” (Pablo VI)